Me encanta ver el rostro de las personas cuando ríen. Y tengo la actividad perfecta para ello: Maestra en Yoga de la Risa. Al realizar las sesiones, presencio esa mágica transformación de las personas que participan en ellas, sus caras al principio apretadas por las tensiones y vaivenes de la vida al finalizar se convierten en hermosos rostros llenos de vitalidad y alegría.
Las carcajadas sonoras, esas que salen desde el estómago, desde lo profundo de cada uno de nosotros, nos permiten activar un sinfín de vasitos sanguíneos que hacen que la sangre circule oxigenadita por cada parte de nuestro cuerpo, llenándonos de vida. Por eso los rostros se ruborizan cuando reímos a carcajadas y luego nuestra expresión facial cambia.
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